(1468 – 1525)
El 5 de
julio de 1243, hizo el príncipe don Alfonso la donación de Segura de la Sierra
a la Orden de Santiago, efectuad por su padre Fernando III el 21 de agosto de
1242.En el amplio alfoz de la villa jienense se incluían los términos y
castillos de Socovos, CETUR, Liétor (Litur), Iznar (Aznar),
Vicorto (Bueycorto), Villares (Gutta) y Abejuela. Estos tres
ultimo lugares, no entraron en la donación de Fernando III, Fueron entregados a
la Orden poco antes por el caballero portugués don Gil Gómez, el 31 de mayo de
1243, junto con el castillo de Hijar, como agradecimiento por haber recibido la
encomienda de de Paracuellos.
Dos años
después, la Orden de Santiago llevo a cabo una reestructuración en los señoríos
del alto segura, con la finalidad de mejorar el control y la seguridad del
territorio. Se formaron las encomiendas autónomas de Moratalla, Yeste, Taibilla
y Socovos, Un documento de finales del siglo XIII alude por separado a los
comendadores de Socovos y Liétor. En la segunda mitad del siglo XV, los pueblos
de CETUR, Liétor y Socovos, formaban una única encomienda, donde se incluían a
los despoblados de Iznar, Vicorto, Villares y Abejuela, por su situación
fronteriza con el sultanato nazarí de Granada.
LOS
VASALLOS
La
proximidad del Reina de Granada y la inestabilidad por la rebelión en las
tierras murcianas de Alonso Fajardo, comendador de Socovos, repercutió
negativamente en el doblamiento de la encomienda.
Según el
informe que transmitió en 1468 al maestre por el comendador don Francisco de
León se mostraba sensible e esa realidad.
El
documento ofrece una información general sobres las encomiendas castellanas de
la Orden de Santiago; Letúr era descrita como: villa muy fronteriza de moros
y muy despoblada porque la robaron los de Alcaraz e la aportillaron en tiempo
que estaban por Fajardo, no habitaban más de 70 personas.
Las
cuarenta familias mudéjares que residían en Socovos: villeta muy bien
cercada de argamasa y petrilada e almenada.
Posteriormente
se concreta las consecuencias de la falta de paz en la productividad de las
tierras. El maestre don Alonso de Cárdenas, en 1480, se hacía eco, en una carta
dirigida al concejo de Liétor, de la estabilidad de la tierra, e los males e
guerras que en aquella comarca a vivido – por estar junto a la frontera con
moros, vevis todos los de la dicha villa en grandes fatigas e mengua de
mantenimientos.
En 1468 la
encomienda de Socovos albergaba casi la quinta parte de los vasallos que vivían
en las nueve unidades territoriales, que se dividía el dominio señorial de la
Orden de Santiago en el reino de Murcia.
En 1498, a
pesar de que no se conocían las cifras de la población santiaguista en Murcia,
los porcentajes habían bajado al 13,69%.
Fue
Liétor, el pueblo más poblado de la encomienda, el que registraba un mayor
coeficiente de densidad demográfica, tanto individual como globalmente siempre
se mantuvo por debajo de la media del señorío santiaguista murciano, incluso
con la pérdida de 90 vecinos en 1498, que no fue recuperad hasta 1526.
La
desaparición de la situación fronteriza a raíz de la definitiva conquista del
sultanato nazarí no actuó como catalizador inmediato del despegue demográfico
de los pueblos de la encomienda.
Algunos
testimonio de migración hacia el reino granadino, el de Socovos llego a cuatro
caballeros y nueve peones, el de Letúr y Albacete, a tres caballeros y siete
peones, y en Liétor y Astudillo, a dos caballeros y tres peones.
A partir de
la tercera década del siglo XVI, la encomienda conoció una autentica etapa de
crecimiento. Quedo reflejada en la ampliación de las iglesias de Letúr y
Liétor.
El
abandono mudéjar fue masivo hacia 1451. La villa se había poblado de
cristianos.
No se encuentra
ninguna noticia relativa a la presencia de mudéjares en Liétor. La visita de
1526, si alude a una minoría étnica residente en Liétor. El único visitador que
realizo la inspecciona aquel año ordeno al concejo lietorense y al mayordomo de
la ermita de San Sebastián que no consyentan entrar en la dicha hermita
gitanos, ni entren dentro a posar ni a dormir ni haser fuego.
En Letúr y
Liétor, un grupo reducido de hombres se elevaba económicamente sobre el resto.
Eran caballeros de cuantía cuya presencia se documenta a partir de 1480, en Letúr
y 1498 en Liétor. Durante esos años se mantenía el límite de 30.000 maravedíes
como cantidad mínima, a partir de la cual era obligatorio disponer de caballo y
armas.
En 1507,
la cuantía se elevó hasta 80.000 maravedíes. El tope normalmente exigido con la
finalidad de no dañar a sus vasallos y como privilegio que favoreciera la
población de las zonas fronterizas.
Durante la
visita de 1494, el concejo de Liétor suplicó a los visitadores que mandasen guardar
lo que antiguamente los maestres de la dicha horden e sus visitadores nos an
guardado, leyendo la esterilidad de la tierra, a nuestros antçesores e a
nosotros, a más de treinta e cuarenta e cincuenta e sesenta annos, que memoria
de onbres no es en contrario, que nunca en esta villa fueron echados caballos
ni nunca fuimos penados.
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