martes, 28 de enero de 2014

Casa de los Tovarra




Casa de menor interés como es el caso de la Casa de los Belmonte, acabamos visitando la de Los Tovarra. Esta familia también gano ejecutoria de hidalgueria, a finales del siglo XVI, siendo el primero que tuvo este beneficio don Gonzalo de Tovarra. Eran originarios de la Montaña burgalesa, y su influencia en Liétor comenzó en siglo XVI. Este Gonzalo era alcalde de la villa en 1575 y administrador de la encomienda de Socovos. La Casa de los Tovarra está situada en la Plaza del Conde, en la parte más antigua de la localidad. La fachada principal se orienta a poniente, y atrás da a las escalonadas huertas. Es de planta cuadrilátera algo alargada. La casa tiene dos plantas, con patio central.

La fachada se constituye por largo lienzo de tapial encalado .Descentrada aparece la portada, con vano enmarcado por molduras talladas en piedra con dintel sobre el que aparece el arquitrabe adornado de tres rosetas y remontado lateralmente por pirámides. Sobre la portada está el escudo tallado en piedra, y sobre él un frontón triangular coronado por una pirámide rematada en bola, y ofreciendo tallada la Cruz de Santo Domingo.

El escudo se timbra de una celada diestrada, y se sostiene de dos dragones.
La fecha de construcción es de mediados del siglo XVI, y es probable que fuese erigida en los finales años del siglo XVII. La razón, que en esta casa habito en esa época don Juan de Tovarra Egea, presbítero y comisario del Santo Oficio de la Inquisición de Murcia en Liétor.
Existen referencias de que entrado el siglo XVI, varios Tovarra ocupan cargos concejiles y hacen donaciones y patrocinan obras. En 1575 Gonzalo de Tovarra reconocido como hidalgo, era alcalde y administrador de la Encomienda de Socovos. Se conserva documentación, fechada en 1630 que hace referencia a las raíces nobles de este apellido.
 
Es un edificio de doble planta con fachada de tapial blanqueada y aleros de teja árabe. Ventanas protegidas con notable rejería de forja. En el centro se abre la puerta principal adornada por dos pilastras que la enmarcan y sobre ella el escudo de armas de la familia rematado con frontón partido que alberga un cuero con la cruz del Santo oficio, todo en piedra de sillería.

A través de amplio portón con herrajes, accedemos al zaguán de techumbre entablada y suelo de la propia roca sobre la que se asienta la casa. Siguiendo al frente cruzamos otro portón adornado con casetones y la Cruz de Caravaca y llegamos al patio central.

Continúa el suelo en la piedra natural. En el centro hay una pequeña fuente. A la derecha arranca la escalera que sube a la galería superior, la que se apoya en cuatro columnas pétreas de sección octogonal que rematan en grandes zapatas de madera.

La galería se cubre con cubiertas de teja árabe que vierten al interior del patio sostenido por ocho pies de madera que rematan en pequeñas zapatas.
La mayoría de los barandales hoy son de hierro aunque se conservan algunos tramos de los originales en madera torneada. Tanto los elementos arquitectónicos como los decorativos son una muestra de los siglos XVI – XVII.









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