Poco después de la firma del
Tratado de Alcaraz en 1243, el alfoz de Liétor, incluido el asentamiento de
Hijar, paso a depender de la Orden de Santiago, formando parte de la Encomienda
de Socovos.
La donación de Liétor a la Orden
de Santiago marcó profundamente todo su desarrollo histórico hasta el siglo
XIX. Su entrada en el señorío santiaguista se realizó a través de la encomienda
de Socovos, siendo el representante del poder señorial en la villa el
comendador o alcalde y el párroco. El concejo consolidó en el ejercicio del
poder local a un grupo minoritario de vecinos muy ligados al poder
santiaguista.
Aunque buena parte de la
población mudéjar, sobre todo la de menor poder adquisitivo, permaneció durante
la segunda mitad del siglo XIII, animada por la proximidad de la frontera
granadina, huyo para dejar de sufrir la creciente presión fiscal de los
señoríos feudales.
La encomienda de Socovos:
propiedades y rentas (parte I)
Aunque existen noticias de un
comendador de Liétor durante los años finales del siglo XIII, el resto del
periodo bajo medieval, Liétor quedó integrado en la encomienda de Socovos, como
las villas de Letur y Socovos.
La encomienda fue la unidad
básica de organización territorial de la Orden de Santiago. La principal
finalidad de la orden era la obtención de rentas y la defensa del territorio
frente a vecino reino granadino. También debían los caballeros de cumplir los
votos de pobreza, castidad y obediencia.
El centro de gobierno señorial se
localizó en Socovos, que mantenía una buena fortaleza como residencia de los
comendadores; estos mantuvieron un alcalde en Liétor, ejerciendo como
representante señorial frente al concejo y sus habitantes. Esto duró hasta el
siglo XV, coincidiendo con la desaparición de la fortaleza de Liétor. Así quedó
como único alcaide el propio de Socovos al mando de Don Enrique Enríquez,
comendador de Socovos.
La gestión de los comendadores
era supervisada por los delegados de la Orden que periódicamente revisaban las
actuaciones de ejercidas por éstos. Controlaban la gestión de las rentas de la
encomienda, el estado de las propiedades y la situación general de la villa.
Incluyo en la plaza de Liétor se efectuaba un pregón donde los habitantes
podían dar las quejas que tuvieren del comendador. Así, durante las visitas de
los delegados en 1480, 1507 y 1513, acabaron acusando al alcalde de no
cumplir con la obligación de mantenimiento de la villa.
El comendador tenía un grupo de
escuderos y criador que, junto al alcalde, constituían un pequeño séquito
militar y doméstico. En este pequeño grupo de élite solían incorporarse algunos
miembros de las familias más destacadas de la comarca, sirviendo de continua
alianza entre el poder señorial y los grupos de poder de cada villa.
Entre los criados del comendador
Alfonso de Lissón, en 1480, se citan algunos que por su apellido pudieran
pertenecer a las principales familias de Liétor. Teniendo la villa una
complicidad directa que benefició a Liétor en cuestión de rentas e impuestos.
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