sábado, 4 de enero de 2014

ERMITA DE Ntrª Sra. DE BELEN






La ermita de Belén, es una ermita muy interesante por las pinturas que en su interior alberga, con una arquitectura de gran sencillez.


Fue la tercera de las once ermitas de Liétor, tras las de San Sebastián y San Cristóbal.
Se comenzó su construcción sobre el 1536. Sus cimientos eran de piedra. Las paredes de taperia.

Entre 1729 y 1749, fue el de mayor esplendor y el que hizo que esta ermita superara en importancia a las demás. Se amplió con la sacristía y el camarín. El 28 de abril de 1976, fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional y en 1979, fue restaurada su arquitectura.
Situada en la parte alta de la población, es un edificio realmente notable que ya aparece mencionado en la Relación de 1579, construida, según una inscripción, a costa de Alonso de Tovarra y su mujer en el 1570, de forma rectangular, bastante simple, con arcos de diafragma y cubierta de madera; pero su interés, sobre todo, reside en el gran ciclo pictórico que adorna todos sus rincones con unas muy peculiares pinturas populares, realizadas entre 1734 y 1735. Todo está pintado, retablos, cortinas, arquitecturas ilusorias, en una línea ingenua y colorista dentro de la mejor estética popular.
La única imagen tallada de bulto representa a Nuestra Señora de Belén. Preside el frontal del presbiterio y es copia de la antigua destruida durante la guerra civil. Tras la imagen, se abre un pequeño camarín al que se accede por la sacristía.
El presbiterio conserva su altar de espaldas al pueblo y está acotado por barandas, también decoradas como el resto del conjunto. En el tramo siguiente, al lado del evangelio, y adosado al segundo arco está el pulpito. Tanto este tramo como el anterior conservan la decoración en su techumbre de madera. En el último arco y dando paso al tramo final, se apoya el coro, también con barandal decorado.
Además de su mayoritaria iconografía religiosa que nos muestra la devoción popular, hay otros muchos elementos decorativos de fauna, flora, arquitectura, tapices, cortinas, aumentando más el interés por estas pinturas.
Por las cuales ha recibido la declaración de Monumento Histórico de carácter Nacional. Estilísticamente estos murales están llenos de encantadores arcaísmos e imperfecciones, pero es quizá eso lo que le confiere un notable interés; aquí desfilan santos, santas, escenas, decoración, hasta la alegoría de la muerte, acompañados en ocasiones de sentencias y versos ejemplifica dores. Una gran variedad iconográfica ofrece todo el conjunto, de entre todo ello destacamos el camarín, donde ingenuamente se supone que existe una cúpula sostenida por los cuatro evangelistas y remata por Espíritu Santo; el frente repite una gran variedad de columnas salomónicas acabadas en altura por una supuesta balaustrada, donde se sientan unos ángeles instrumentistas. Los tres paños del espacio lo ocupan, entre las citadas columnas, una Visitación, la Sagrada Familia y la Inmaculada. Especialmente hermosa por su simplicidad es la primera de las escenas. Otros muchos retablos pintados llenan el espacio interno de la ermita, de los que destacamos el de San Antonio y el de Santa Bárbara.

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