lunes, 4 de febrero de 2013
COMARCALIZACIÓN
COMARCALIZACIÓN UNIDADES FISIOGRÁFICAS Cuestión distinta a la Comercialización, aunque con evidente concomitancia, son las Unidades Fisiográficas que podemos diferenciar en nuestra provincia que, sabido es, agrupa una variabilidad geográfica grande a lo largo de sus delimitaciones, presentando tanto llanuras como montañas de altitud media y, por supuesto, zonas de transición. Aunque si bien es cierto que las zonas de llanuras son mayoritarias (4/5 partes de la superficie total), el monte bajo y las zonas montañosas proveen a la provincia de una variedad de paisajes, ecosistemas y riqueza natural que la convierten en un referente, no sólo en la región de Castilla-La Mancha, sino en el resto del país, tanto por sus recursos naturales como por su singular atractivo. La evidente crisis actual del municipio pone de relieve la importancia de la comarca, eslabón indispensable en cualquier ordenación del territorio. Pero cuando se trata de fijar un sistema comarcal, los criterios difieren de unos casos a otros. En ocasiones predomina el criterio de homogeneidad prevaleciendo un indicador predominante (que puede ser visible) obteniéndose así comarcas naturales fisiográficas, climáticas, hidrológicas, botánicas, agrícolas o económico-sociales. Diferentes son, tanto en criterios como en resultados, las comarcas de organización ya que no son homogéneas sino heterogéneas puesto que lo fundamental en ellas radica en la intensidad de relaciones que un espacio determinado tiene con un núcleo organizador que ejerce su atracción a una zona económica y social heterogénea, con el denominador común de estar vinculada en su vida de relación con tal núcleo central. Hablamos, fundamentalmente, de zonas, espacios o áreas comerciales o económicas cuya característica de heterogeneidad nos lleva a resaltar un hecho evidente: los límites de las comarcas no pueden ser excesivamente precisos y mucho menos definitivos, sobre todo en zonas de predominio rural, sujetas a profundas transformaciones que en pocos años pueden modificar la estructura definida en un momento concreto. Miralbés Bedera y Casas Torres opinan que para entender estas divisiones, cuyo criterio básico está en función de las actividades terciarias, hay que tener en cuenta “que las unidades espaciales geográficas nunca terminan en líneas netas (a no ser las administrativas) sino en franjas, (…) y estas franjas de transición o límites laxos son fluidos, están vivos y, por ello mismo (con criterio geográfico) son siempre efímeros, transitorios”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario